[…] Sólo ahora he intuido lo oblicuo de la vida. Antes sólo veía a través de cortes rectos y paralelos. No entendía el insípido trazo sesgado. Ahora adivino que la vida es otra. Que vivir no es sólo desarrollar sentimientos densos; es un sortilegio mayor y más grácil, sin que por ello pierda su sutil vigor animal. Sobre esta vida insólitamente sesgada he puesto mi pata que pesa, haciendo así que la existencia fenezca en lo que tiene de oblicuo y fortuito y sin embargo al mismo tiempo sutilmente fatal. […]
Y conozco también un modo de vida que es suave orgullo, gracia de movimientos, frustración leve y continua, con una habilidad para esquivar que procede de un largo camino antiguo. Como señal de revuelta sólo una ironía sin peso y excéntrica. Hay un lado de la vida que es como en invierno tomar café en una terraza expuesta al frío y envuelta en lana.
Fragmentos de Agua Viva, de Clarice Lispector.